Apuntes sobre Emmanuel Chabrier y sus obras

Resumen

Emmanuel Chabrier (1841-1894) fue un compositor francés del periodo romántico, conocido por su estilo vibrante y colorido. Aunque se formó en derecho, se dedicó plenamente a la música a partir de la década de 1870. Su obra, influenciada por la ópera, la música española y las corrientes impresionistas emergentes, se distingue por su audacia armónica y rítmica.

Su obra más famosa, España (1883), es un poema sinfónico inspirado en un viaje a España, rebosante de energía y color orquestal. También compuso óperas, como L’Étoile (1877), piezas para piano, en particular las Pièces pittoresques (1881), y melodías influenciadas por el folclore y el humor.

Apreciado por sus contemporáneos, entre ellos Debussy y Ravel, Chabrier desempeñó un papel clave en la evolución de la música francesa hacia el impresionismo. Su estilo exuberante y su delicadeza armónica lo convierten en una figura singular e inspiradora del siglo XIX musical.

Historia

Emmanuel Chabrier fue un hombre apasionado, un músico de temperamento fogoso que, contra todo pronóstico, acabó dejando su huella única en la música francesa.

Nacido en 1841 en Ambert, una pequeña ciudad de Auvernia, no estaba destinado a una carrera musical. Su padre, un notario, quería que su hijo siguiera un camino más «serio», y así fue como Emmanuel estudió Derecho en París. Pero detrás de esta fachada de joven jurista aplicado, bullía otro Chabrier. En cuanto podía, se sumergía en la música, tocando el piano con pasión y componiendo a escondidas.

Llevó una doble vida durante muchos años. Aunque era funcionario del Ministerio del Interior, frecuentaba asiduamente los círculos artísticos parisinos, donde trabó amistad con grandes nombres como Manet, Verlaine y Mallarmé. Pero la música lo obsesionaba, y en 1879, a los 38 años, tomó una decisión radical: dejó su trabajo para dedicarse por completo a su arte.

Liberado de sus obligaciones, Chabrier se lanzó de lleno a la composición. Su estilo era como él: exuberante, brillante, lleno de un humor picante y una sensibilidad poco común. En primer lugar, llamó la atención con su ópera cómica L’Étoile, una obra chispeante e irónica. Pero fue un viaje a España el que le proporcionaría su mayor triunfo. Fascinado por los ritmos y colores de este país, compuso España, un poema sinfónico rebosante de energía, que tuvo un éxito inmenso e influyó en muchos compositores posteriores.

A pesar de este reconocimiento, Chabrier siguió siendo un hombre sencillo, apasionado por la pintura y amante de los buenos chistes y la buena comida. Pero la enfermedad le golpeó demasiado pronto. En 1893, aquejado de una parálisis progresiva, tuvo que renunciar a la música. Falleció al año siguiente, dejando tras de sí una obra demasiado desconocida, pero admirada por músicos como Debussy y Ravel, que vieron en él un precursor del impresionismo musical.

Chabrier fue un fuego artificial en el panorama musical del siglo XIX: imprevisible, brillante, inolvidable.

Cronología

1841 – Nacimiento de Alexis-Emmanuel Chabrier el 18 de enero en Ambert, Auvernia. Crece en un entorno burgués donde la música ocupa un lugar secundario.

1852-1856 – Recibe sus primeras lecciones de piano y muestra un talento precoz.

1856 – Su familia se instala en Clermont-Ferrand, donde continúa sus estudios mientras desarrolla su amor por la música.

1858 – Se marcha a París para estudiar Derecho, mientras toma clases de música en paralelo.

1861 – Se convierte en funcionario del Ministerio del Interior, un puesto que ocupará durante casi veinte años.

1862-1869: Entabla amistad con numerosos artistas y escritores, entre ellos Manet, Mallarmé y Verlaine. Compone algunas obras de juventud, influenciadas por Wagner.

1873: Asiste a una representación de Tristán e Isolda de Wagner en Múnich. Es una revelación que influirá en su estilo musical.

1877: Estreno de su primera ópera cómica, L’Étoile, una obra burlesca y chispeante que revela su talento singular.

1879: Abandona su puesto de funcionario para dedicarse por completo a la música.

1880: Compone las Diez piezas pintorescas para piano, admiradas por Debussy y Ravel.

1882-1883: Viaja a España, lo que le inspira su obra más famosa: España, un poema sinfónico extravagante.

1884-1887: Compone su gran ópera Gwendoline, inspirada en las leyendas nórdicas, pero la obra no tiene el éxito esperado.

1888-1891: Trabaja en una nueva ópera, Le Roi malgré lui, que tiene una carrera difícil a pesar de su originalidad musical.

1891: Aparecen los primeros signos de parálisis, que afectan a su salud y a su trabajo.

1893: Deja de componer debido al empeoramiento de su enfermedad.

1894: Fallece el 13 de septiembre en París, dejando una obra original y vanguardista, admirada por sus contemporáneos y redescubierta en el siglo XX.

Chabrier, aunque hoy en día es menos conocido por el gran público, ha influido profundamente en la música francesa y sigue siendo una figura destacada del siglo XIX.

Características de la música

La música de Emmanuel Chabrier es como él: chispeante, colorida y llena de un alegre exuberancia. Se distingue por varias características que la convierten en una obra única en el panorama musical del siglo XIX.

1. Un estilo vivo y enérgico

A Chabrier le gustan los ritmos pegadizos, las sorpresas armónicas y las melodías llenas de vitalidad. Su poema sinfónico España (1883) es el ejemplo perfecto: una música deslumbrante, impregnada de colores y danzas españolas, que marcó a los compositores posteriores, especialmente a Ravel y Debussy.

2. Influencia wagneriana

Su descubrimiento de Tristán e Isolda en 1873 trastornó su visión musical. Adoptó algunos elementos del estilo wagneriano, como el uso de armonías atrevidas y motivos recurrentes. Esta influencia es especialmente visible en sus óperas Gwendoline y Le Roi malgré lui, donde combina una orquestación refinada y una intensa expresividad dramática.

3. Humor musical y fantasía burlesca

Chabrier nunca se toma demasiado en serio y le gusta jugar con la música. En L’Étoile (1877), por ejemplo, utiliza situaciones absurdas y melodías traviesas para crear una obra llena de ligereza. Incluso sus obras puramente instrumentales están marcadas por un humor sutil y una alegría contagiosa.

4. Una armonía audaz y precursora del impresionismo

Sus Piezas pintorescas (1881) para piano son admiradas por Debussy y Ravel, que ven en ellas una modernidad vanguardista. Chabrier explora colores armónicos ricos e inesperados, abriendo el camino al impresionismo musical que florecería unas décadas más tarde.

5. Un amor por los colores orquestales

Chabrier estaba fascinado por la pintura (poseía lienzos de Manet y Renoir), y eso se nota en su escritura orquestal. Juega con los timbres como un pintor con su paleta, siempre buscando crear efectos luminosos y brillantes.

6. Una influencia en la música francesa

Aunque a menudo eclipsado por sus contemporáneos, Chabrier dejó una huella duradera en la música francesa. Su sentido del ritmo, su armonía innovadora y su gusto por el color orquestal inspiraron a compositores como Ravel, Debussy, Poulenc e incluso Stravinsky.

En resumen

La música de Chabrier es una mezcla única de entusiasmo, refinamiento y audacia armónica. Baila, ríe, sorprende y, sobre todo, transmite una alegría de vivir contagiosa.

Impactos e influencias

Emmanuel Chabrier no alcanzó la notoriedad de Debussy o Ravel, pero su influencia en la música francesa fue profunda y duradera. Su estilo audaz, su sentido del ritmo y su gusto por los colores orquestales marcaron a varias generaciones de compositores y abrieron el camino a corrientes como el impresionismo musical.

1. Una fuente de inspiración para Debussy y Ravel

Claude Debussy admiraba profundamente a Chabrier. Veía en él a un innovador, un precursor de la libertad armónica que caracterizaría al impresionismo. Debussy decía de las Piezas pintorescas que «contienen todo lo más precioso de la música francesa». Esta audacia armónica, este gusto por los colores cambiantes y estos delicados sonidos se encuentran en obras de Debussy como Estampes o Images.

Maurice Ravel también se vio influido por Chabrier, especialmente en su gusto por los ritmos bailables y el humor musical. Ravel se inspiró en España y sus armonías para algunas de sus propias obras españolas, como Rapsodia española y Bolero. También admiraba el estilo burlesco y excéntrico de Chabrier, que se refleja en La hora española o Ma mère l’Oye.

2. Un puente entre el romanticismo y la modernidad

Chabrier supo combinar el ardor romántico con un enfoque decididamente moderno de la armonía. Estaba influenciado tanto por Wagner como por la música folclórica popular, lo que le permitió inventar un lenguaje musical único. En este sentido, sentó las bases de la evolución de la música francesa hacia el impresionismo y el modernismo.

3. Una influencia en la música orquestal y pianística

La rica y luminosa orquestación de Chabrier inspiró a compositores como Paul Dukas e Igor Stravinsky. Stravinsky, en particular, lo consideraba un maestro del ritmo y el color orquestal, y afirmó un día que Chabrier era uno de los pocos compositores franceses a los que admiraba plenamente.

En cuanto al piano, sus Piezas pintorescas marcaron un punto de inflexión. Anuncian los experimentos armónicos de Debussy y Ravel, al tiempo que conservan una ligereza y una elegancia típicamente francesas.

4. Un modelo para la música francesa del siglo XX

Compositores como Francis Poulenc y los miembros del grupo de los Seis (en particular Darius Milhaud) se inspiraron en Chabrier para crear una cierta audacia armónica y un gusto por el humor y la ligereza. Poulenc, en particular, apreciaba su lado lúdico y su elegancia melódica, que retomó en sus propias obras.

5. Un redescubrimiento tardío

Durante mucho tiempo eclipsado por los grandes nombres del siglo XIX, Chabrier fue redescubierto en el siglo XX gracias a directores de orquesta y músicos que volvieron a poner sus obras en valor. Hoy en día, su influencia se reconoce como esencial en la evolución de la música francesa, aunque su nombre sigue siendo menos famoso que los de Debussy, Ravel o Fauré.

En resumen

Chabrier fue un puente entre el romanticismo y el impresionismo, un pionero de la armonía moderna y un maestro de la orquestación. Su impacto no se mide por la cantidad de obras, sino por su calidad: supo abrir caminos que otros, más famosos, tomaron después de él.

Relaciones

Emmanuel Chabrier, un hombre cálido y lleno de ingenio, mantuvo relaciones ricas y variadas con compositores, intérpretes, directores de orquesta y artistas de su época. Su círculo de amigos y conocidos era particularmente amplio, y se extendía más allá del mundo musical para incluir a pintores, escritores e intelectuales.

1. Relaciones con otros compositores

Camille Saint-Saëns (1835-1921)

Saint-Saëns y Chabrier se conocían bien, pero su relación estaba teñida de cierta rivalidad. Saint-Saëns, más académico, miraba con cierto escepticismo la exuberancia y la ironía musical de Chabrier. Este último, por su parte, no dudaba en burlarse amablemente de Saint-Saëns, aunque respetaba su talento.

Claude Debussy (1862-1918)

Debussy admiraba enormemente a Chabrier, a quien consideraba un maestro de la armonía y el ritmo. Estaba profundamente influenciado por sus Piezas pintorescas y declaró: «Chabrier contiene todo lo mejor de la música francesa». Se frecuentaban y compartían un gusto común por la innovación musical.

Maurice Ravel (1875-1937)

Aunque más joven, Ravel sentía un gran respeto por Chabrier. Se inspiró directamente en él para sus obras con acentos españoles (Rapsodia española, Bolero) y para su gusto por lo burlesco y la sofisticación instrumental. Consideraba España como una obra fundacional de la música francesa moderna.

Paul Dukas (1865-1935)

Dukas, el compositor de L’Apprenti sorcier, veía en Chabrier una figura de transición entre Wagner y el impresionismo francés. Le fascinaba su sentido de la coloración orquestal y su audacia armónica.

Erik Satie (1866-1925)

Satie, siempre iconoclasta, apreciaba especialmente el lado excéntrico y humorístico de Chabrier. Se inspiró en él para sus propias obras, en particular sus Gnossiennes y Gymnopédies, donde se encuentra un cierto espíritu de burla y libertad armónica.

2. Relaciones con intérpretes y directores de orquesta

Charles Lamoureux (1834-1899)

Director de orquesta y fundador de la Société des Nouveaux Concerts, Lamoureux desempeñó un papel crucial en la carrera de Chabrier. Fue él quien dirigió el estreno de España en 1883, contribuyendo a que esta obra fuera un gran éxito. También apoyó otras composiciones orquestales de Chabrier.

Édouard Colonne (1838-1910)

Otro director de orquesta influyente, Colonne también defendió la música de Chabrier programándola en sus conciertos. Contribuyó a popularizar su obra en Francia.

Paul Vidal (1863-1931)

Este director de orquesta y compositor fue uno de los más fervientes admiradores de Chabrier. Tras la muerte de este último, participó en la difusión de su música, en particular de sus óperas como Le Roi malgré lui.

3. Relaciones con artistas y escritores

Édouard Manet (1832-1883)

Chabrier era un apasionado de la pintura y Manet era uno de sus amigos más cercanos. Poseía varios lienzos de Manet, entre ellos El flautista. Manet, por su parte, hizo un retrato de Chabrier sentado al piano. Su amistad se basaba en el amor común por el arte innovador y el humor.

Stéphane Mallarmé (1842-1898)

El poeta Mallarmé formaba parte del círculo artístico de Chabrier. Compartían el gusto por la experimentación y la elegancia en sus respectivas artes.

Paul Verlaine (1844-1896)

Verlaine apreciaba el estilo musical de Chabrier y su sentido de la melodía. Ambos se cruzaron en los círculos artísticos parisinos.

4. Relaciones con instituciones y orquestas

El Ministerio del Interior (1861-1879)

Antes de dedicarse por completo a la música, Chabrier trabajó durante casi veinte años en el Ministerio del Interior. Allí llevó una doble vida, repartiendo su tiempo entre los expedientes administrativos y la composición. No fue hasta 1879 cuando dejó ese puesto para dedicarse a la composición a tiempo completo.

La Opéra-Comique

Chabrier hizo representar su ópera L’Étoile en 1877. Aunque la obra fue apreciada por una parte del público, no tuvo el éxito esperado en su época.

La Ópera de París

Su gran ópera Gwendoline (1886) no pudo representarse en París de inmediato, por falta de medios y apoyo institucional. Esto causó una gran decepción a Chabrier, que esperaba imponer su estilo en la escena lírica francesa.

5. Relaciones personales y vida privada

Chabrier era un hombre cálido y exuberante, conocido por su humor y alegría de vivir. Estaba muy unido a su esposa, Alice Dejean, que lo apoyó durante toda su carrera. También era un gran amante de la buena comida y el vino, lo que le valió numerosas amistades en los círculos gastronómicos parisinos.

En resumen

Chabrier estaba en el corazón del mundo artístico de su época. Mantuvo estrechas relaciones con compositores como Debussy y Ravel, directores de orquesta influyentes como Lamoureux y Colonne, así como pintores como Manet. A pesar de las tensiones con algunos músicos más conservadores como Saint-Saëns, dejó una huella duradera en la música francesa y fue un actor esencial en el renacimiento musical de finales del siglo XIX.

Relación de Ravel y À la manière de Chabrier

La relación entre Emmanuel Chabrier y Maurice Ravel

Maurice Ravel admiraba profundamente a Emmanuel Chabrier, aunque nunca tuvo la oportunidad de conocerlo en persona (Chabrier murió en 1894, cuando Ravel tenía 19 años). Sin embargo, su influencia en Ravel fue inmensa, tanto en términos armónicos como orquestales y estilísticos.

Chabrier era conocido por su exuberancia musical, su audacia armónica y su humor, características que Ravel retomaría en algunas de sus propias obras. El gusto de Chabrier por los sonidos españoles, ilustrado en España, influyó directamente en Ravel en piezas como Rapsodia española (1907) y Bolero (1928). Además, Chabrier tenía un sentido único de la sofisticación y la claridad orquestal, un enfoque que Ravel desarrollaría magistralmente en sus propias composiciones.

Ravel consideraba a Chabrier un modelo de la música francesa moderna y lo situaba junto a Debussy como precursor del impresionismo musical. Le gustaba especialmente su humor musical, su vivacidad rítmica y sus armonías refinadas, que ya anunciaban ciertas tendencias del siglo XX.

«À la manière de Chabrier» (1913) – Homenaje de Ravel

En 1913, Ravel compuso À la manière de Chabrier, una breve pieza para piano destinada a rendir homenaje al estilo del compositor auvernés. Esta obra forma parte de un díptico, acompañado de À la manière de Borodine.

En esta pieza, Ravel imita con delicadeza y espíritu la escritura pianística y armónica de Chabrier. En ella encontramos:

Una armonía audaz y rica: Ravel retoma las sorprendentes progresiones armónicas y las modulaciones cromáticas típicas de Chabrier.

Un ritmo dinámico y expresivo: La pieza está marcada por un movimiento fluido y danzante, característico de la música de Chabrier.

Una ligereza y un humor sutil: Ravel captura el espíritu travieso y alegre del compositor, una cualidad esencial de su obra.

Aunque breve, À la manière de Chabrier es un homenaje brillante y afectuoso, que demuestra hasta qué punto Ravel admiraba y comprendía el estilo de su predecesor.

Conclusión

La música de Ravel le debe mucho a Chabrier, ya sea en su brillante orquestación, su gusto por España o su sentido de la claridad y el color. À la manière de Chabrier no solo es una sincera homenaje, sino que también muestra el profundo impacto que Chabrier tuvo en el lenguaje musical de Ravel y, en general, en la música francesa del siglo XX.

Compositores similares

Si buscamos compositores similares a Emmanuel Chabrier, podemos pensar en aquellos que comparten su gusto por la innovación armónica, el color orquestal brillante, el refinamiento melódico y, a menudo, un toque de humor o ligereza. Estos son algunos compositores que presentan afinidades con él:

1. Maurice Ravel (1875-1937)

Ravel es sin duda el compositor que más se acerca a Chabrier en términos de influencia y estilo.

Comparte su amor por los sonidos españoles (Rapsodia española, Bolero), su refinamiento armónico y su gusto por el humor musical (La hora española).

Le rinde homenaje con A la manera de Chabrier.

2. Claude Debussy (1862-1918)

Debussy admiraba a Chabrier y reconocía su papel como precursor de la armonía moderna.

El estilo impresionista de Debussy, con sus colores orquestales y su audacia armónica, se deriva en parte de los experimentos de Chabrier (Pièces pittoresques influençant Estampes et Images).

3. Paul Dukas (1865-1935)

Menos humorístico que Chabrier, pero comparte su sentido de la orquestación y la fuerza evocadora.

L’Apprenti sorcier (1897) recuerda por su dinamismo y vivacidad la escritura orquestal de Chabrier.

4. Erik Satie (1866-1925)

Retoma el gusto de Chabrier por el humor y lo absurdo en la música (Trois morceaux en forme de poire).

Satie también desarrolla una escritura armónica original, inspirada en las audacias de Chabrier.

5. Francis Poulenc (1899-1963)

Poulenc es un heredero directo de Chabrier en su mezcla de ligereza, elegancia y fantasía musical.

Sus obras como Les Biches o Concierto para dos pianos tienen un espíritu similar al de Chabrier.

6. Jacques Ibert (1890-1962)

Su brillante orquestación y su humor musical recuerdan a Chabrier (Divertimento).

7. Camille Saint-Saëns (1835-1921)

Contemporáneo de Chabrier, comparte su gusto por la claridad y la elegancia musical, especialmente en El carnaval de los animales.

Sin embargo, Saint-Saëns es más académico y menos audaz en sus armonías.

8. Manuel de Falla (1876-1946)

La relación entre Chabrier y la música española se encuentra en Falla, cuyas Noches en los jardines de España o El amor brujo desarrollan colores orquestales cercanos a España.

9. Gabriel Pierné (1863-1937)

Menos conocido, pero su estilo delicado y vivo sigue la línea de Chabrier.

10. Reynaldo Hahn (1874-1947)

Su sentido de la melodía y su refinamiento armónico a veces evocan el espíritu de Chabrier, especialmente en su música vocal y sus piezas ligeras.

Conclusión

Chabrier es un compositor aparte, pero ha influido en muchos músicos. Ravel, Debussy y Poulenc son los que más le deben, mientras que Satie y Dukas comparten algunas de sus audacias armónicas y orquestales. Se sitúa así en la encrucijada de la romántica tardía y la modernidad musical francesa.

Obras famosas para piano solo

Emmanuel Chabrier compuso varias obras para piano solo, algunas de las cuales se han convertido en clásicos del repertorio pianístico francés. Estas son sus piezas más famosas:

1. Piezas pintorescas (1881) – Su obra maestra para piano

Un ciclo de diez piezas que marca un punto de inflexión en la historia de la música francesa. Son admiradas por su audacia armónica y expresividad. Debussy decía que contenían «todo lo mejor de la música francesa». Entre las más famosas:

Paysage: una pieza poética y soñadora.

Melancolie: muy expresiva, anunciando las armonías impresionistas.

Scherzo-valse: vivaz y llena de humor.

Sous-bois: delicada y lírica.

Minueto pomposo: irónico y majestuoso, muy característico del estilo de Chabrier.

2. Bourrée fantasque (1891)

Sin duda, la obra más virtuosa de Chabrier para piano.

Una mezcla de danza popular (bourrée auvergnate) y armonía moderna.

Muy brillante, llena de energía e ironía.

3. Habanera (1885, versión para piano solo)

Inspirada en los ritmos españoles, esta pieza recuerda a España.

Elegante y sensual, anuncia el estilo de Ravel en Rapsodia española.

4. Feuillet d’album (1877)

Una pieza corta, delicada y refinada, más íntima que sus otras composiciones.

Estas piezas son testimonio del genio de Chabrier, lírico, colorido y audaz en sus armonías.

Obras famosas

Emmanuel Chabrier es conocido sobre todo por sus obras orquestales y líricas, llenas de color, energía e inventiva. Estas son sus obras más famosas (excluyendo piano solo):

1. Obras orquestales

España (1883): su obra maestra orquestal, una rapsodia inspirada en un viaje a España, con ritmos cautivadores y una orquestación deslumbrante.

Suite pastoral (1888): una suite orquestal derivada de sus Piezas pintorescas, llena de encanto y refinamiento.

Marcha alegre (1888) – Una pieza orquestal viva y llena de humor, muy apreciada en concierto.

Preludio pastoral (1888) – Una obra corta y evocadora.

2. Óperas y operetas

L’Étoile (1877) – Una opereta llena de fantasía y humor, redescubierta en el siglo XX.

Le Roi malgré lui (1887) – Una ópera cómica ambiciosa, con una armonía audaz y una orquestación refinada, admirada por Ravel y Stravinsky.

Gwendoline (1886) – Una ópera dramática de inspiración wagneriana, menos conocida pero influyente.

3. Melodías y música vocal

Dix mélodies (Diez melodías): una colección de canciones refinadas y expresivas, con textos de poetas como Verlaine.

Chansons de l’ancienne France (Canciones de la antigua Francia): un conjunto de canciones con colores populares y elegantes.

Estas obras muestran la diversidad del talento de Chabrier, entre el humor, el lirismo y la audacia armónica.

Actividades fuera de la composición

Además de su actividad como compositor, Emmanuel Chabrier llevó una vida rica y variada, en la que combinaba varias pasiones y compromisos. Estas son algunas de sus actividades más destacadas:

1. Funcionario del Ministerio del Interior (1861-1879)

Antes de dedicarse por completo a la música, Chabrier trabajó durante casi 20 años como funcionario del Ministerio del Interior.

Trabajaba como subjefe de oficina, un puesto administrativo estable.

Hacía malabarismos entre sus obligaciones profesionales y su pasión por la música.

En 1879, finalmente decidió dejar su trabajo para dedicarse por completo a la composición, una decisión arriesgada pero determinante para su carrera.

2. Aficionado y coleccionista de pintura

Chabrier era un gran apasionado de la pintura, especialmente del impresionismo.

Coleccionaba obras de arte, en particular lienzos de Manet, Monet, Renoir y Cézanne.

Entre otras obras, poseía El flautista de Édouard Manet, uno de los lienzos más famosos de la época.

Frecuentaba a muchos pintores y era amigo de Édouard Manet, quien le hizo un retrato tocando el piano.

3. Pianista e improvisador excepcional

Aunque no era un virtuoso del concierto, Chabrier era un pianista excepcional, reconocido por su expresivo y enérgico toque.

Le gustaba improvisar al piano, a menudo con humor, lo que inspiraba su estilo único.

Sus amigos y colegas, como Debussy y Ravel, admiraban su talento al teclado.

4. Hombre de letras y apasionado de la poesía

Era un gran lector y admiraba la poesía. Puso música a poemas de Paul Verlaine y otros poetas de su época.

Su agudo ingenio y su gusto por el humor se reflejan en sus cartas, llenas de juegos de palabras y sabrosas anécdotas.

5. Apasionado de la gastronomía y la convivencia

Chabrier era un amante de la buena comida y un habitual de los restaurantes parisinos.

A menudo organizaba comidas y veladas animadas, en las que deleitaba a sus invitados con sus juegos de palabras y su energía desbordante.

Su amor por la buena cocina se refleja en el espíritu alegre y chispeante de su música.

6. Gran viajero

Su estancia en España en 1882 fue decisiva: allí descubrió los ritmos y colores locales que inspiraron España.

También viajó a Alemania para asistir a las óperas de Wagner, de quien era un gran admirador.

Conclusión

Chabrier no era solo un compositor: era un hombre curioso, apasionado y excéntrico, funcionario convertido en músico, amante del arte, gastrónomo y brillante pianista. Su entusiasmo por la vida se refleja en su música, llena de humor e inventiva.

Episodios y anécdotas

Emmanuel Chabrier fue un personaje pintoresco, conocido por su humor, espontaneidad y pasión desbordante. He aquí algunas anécdotas y episodios destacados de su vida:

1. Chabrier, el funcionario soñador

Antes de convertirse en compositor a tiempo completo, Chabrier trabajó durante casi 20 años en el Ministerio del Interior. Pero no siempre se tomaba su trabajo muy en serio…
A menudo se perdía en sus pensamientos musicales durante las horas de trabajo.
Se cuenta que un día garabateó pentagramas en un documento administrativo. Su superior le pidió que lo borrara inmediatamente, y Chabrier respondió con picardía:
«¡Ah, señor, me pide que borre mi inspiración? ¡Qué cruel!»

Finalmente, en 1879, tomó una decisión audaz: dejar su trabajo estable para dedicarse por completo a la música, para gran desesperación de su familia, que temía por su futuro financiero.

2. Un viaje a España que lo cambia todo

En 1882, Chabrier emprendió un viaje a España con su amigo el pintor Henri Duparc. ¡Este viaje fue una revelación!

Quedó fascinado por la música y los bailes locales, en particular la jota aragonesa, que anotó frenéticamente en un cuaderno.

De vuelta en Francia, compuso su pieza más famosa, España, una rápsodia extravagante que se convirtió en un éxito inmediato.

Su mujer cuenta que durante semanas corría por su apartamento dando palmas y gritando:
«¡Esto es lo que necesito! ¡Esto es lo que necesito!»…
¡intentando imitar los ritmos españoles!

3. Su excesiva admiración por Wagner

Chabrier era un fanático admirador de Richard Wagner, hasta el punto de ir a Alemania para asistir a varias representaciones de sus óperas.

Cuando asistió a Tristán e Isolda, se conmovió tanto que casi se desmaya y exclamó:
«¡Acabo de escuchar la cosa más grande jamás escrita!»

Intentó introducir elementos wagnerianos en su propia ópera Gwendoline, pero con un toque más francés y ligero.

A pesar de su admiración, seguía siendo lúcido y sabía bromear sobre su excesivo entusiasmo:
«Si sigo así, ¡acabaré teniendo un hijo al que llamaré Tristanchabrier!».

4. Un hombre de risa contagiosa

Chabrier era un hombre jovial, siempre dispuesto a hacer reír a sus amigos. Era conocido por su estruendosa carcajada, que se podía oír desde varias habitaciones.

Un día, durante una cena, se rió tanto con un chiste que se atragantó con una aceituna y casi se estrangula. Sus amigos tuvieron que darle unas palmaditas en la espalda… ¡pero eso no le impidió seguir riendo aún más fuerte después!

5. Su «borrachera» de inspiración

Su famosa Bourrée fantasque (1891) es una pieza para piano con ritmos enérgicos y un humor chispeante.

Se dice que mientras la componía, bailaba en su salón dando patadas, imitando una bourrée auvergnate con una energía delirante.

Sus vecinos, intrigados por todo ese alboroto, pensaron que estaba organizando una fiesta salvaje… ¡cuando simplemente estaba componiendo!

6. Un crítico musical demasiado directo

Chabrier tenía una lengua muy suelta y no se mordía las palabras.

Un día, después de asistir a un concierto en el que la música era especialmente aburrida, declaró en voz alta:
«Esto no es una orquesta, ¡es una misa baja!».

En otra ocasión, refiriéndose a una ópera que le parecía soporífera, escribió en una carta:
«Es tan largo como un día sin pan, y aún así, prefiero no comer antes que escuchar eso».

7. Su amistad con Édouard Manet y la anécdota del cuadro

Chabrier era un apasionado de la pintura y amigo de los impresionistas, especialmente de Édouard Manet.

Poseía El flautista, uno de los cuadros más famosos de Manet.

Un día, cuando tenía problemas económicos, le aconsejaron que vendiera su colección de arte. Pero él respondió:
«¿Vender mis cuadros? ¡Prefiero vender mis camisas!».

Finalmente, su colección se dispersó después de su muerte, pero tuvo el olfato de comprar obras que se harían mundialmente famosas.

Conclusión

Emmanuel Chabrier fue un hombre excéntrico, divertido y apasionado, tan colorido en su vida como en su música. Su entusiasmo desbordante, su amor por el arte en todas sus formas y su irresistible sentido del humor lo convierten en una figura entrañable de la música francesa. Sus amigos y colegas, desde Debussy hasta Ravel, siempre han recordado su espíritu alegre y su música llena de vitalidad.

(Este artículo ha sido generado por ChatGPT. Es sólo un documento de referencia para descubrir música que aún no conoce.)

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