Apuntes sobre 12 études dans toutes les tons mineurs en deux suites Op.39 de Charles-Valentin Alkan, información, análisis y interpretaciones

Resumen

Los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, de Charles-Valentin Alkan, forman un ciclo monumental para piano solo, compuesto entre 1846 y 1847. Se trata de una de las obras más ambiciosas del siglo XIX para piano, tanto por su extrema dificultad técnica como por su riqueza musical y su audaz concepción. Estos estudios están organizados en dos suites, cada una con seis estudios, que abarcan sucesivamente las doce tonalidades menores (de ahí el título).

🌑 Visión general de la obra: Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39
Fecha de composición: 1846-1847

Publicación: 1857

Número de piezas: 12

Duración total: aproximadamente 90 minutos

Dificultad: virtuosismo extremo (nivel Liszt, Godowsky, Rachmaninov)

Estructura: dos suites de seis estudios cada una

Objetivo: estudios técnicos, musicales y expresivos que abarcan todas las tonalidades menores del ciclo de quintas

🧩 Estructura de las dos suites

🎴 Suite I (Estudios n.º 1 a 6)

Esta primera suite hace hincapié en la técnica, con una variedad de estilos que van desde la energía motora hasta el contrapunto.

N.º 1 – Comme le vent (Do menor)

Virtuosismo vertiginoso, comparable al de Chopin o Liszt.

El título evoca un soplo o un torbellino irresistible.

Utiliza motivos rápidos y agitados en semicorcheas.

N.º 2 – En ritmo moloso (Do♯ menor)

Ritmo obstinado y martilleante.

Imponente y severo, evoca un ritual antiguo o una marcha guerrera.

N.º 3 – Scherzo diabolico (Re menor)

Una especie de «Scherzo» demoníaco, muy rápido y burlón.

Recuerda los pasajes sardónicos de Liszt o Prokofiev.

N.º 4 – Las cuatro edades (Mi♭ menor)

Una minisuite en cuatro secciones, que representa:

La infancia

La juventud

La madurez

La vejez

Ambiciosa, casi una narración musical.

N.º 5 – Prometeo encadenado (mi menor)

Trágica, heroica y sombría.

Representa el sufrimiento y la rebelión del titán griego Prometeo.

Escritura densa, acordes potentes, cromatismo dramático.

N.º 6 – El ferrocarril (fa menor)

Una de las obras más famosas de Alkan.

Evoca el movimiento rápido y repetitivo de un tren de vapor.

Pieza precursora del «futurismo musical», típicamente mecanizada.

🎴 Suite II (Estudios n.º 7 a 12)

Esta suite propone un ascenso hacia la cima: contiene una sonata, un concierto para piano solo y una sinfonía para piano solo.

N.º 7 a 9 – Sinfonía para piano solo (Fa♯ menor a Si menor)

Reúne tres estudios en forma sinfónica:

Allegro moderato (Fa♯ menor) – Introducción solemne.

Marcha fúnebre (La menor) – Fúnebre y noble.

Minueto (Sol♯ menor) – Elegante pero tenso.

Final (Si menor) – Tormenta final, intensidad creciente.

Una hazaña única en la historia del piano.

N.º 10 a 12 – Concierto para piano solo (Do menor a La menor)

Tres estudios que forman un concierto imaginario:

I. Allegro assai (Do menor) – Toccata monumental.

II. Adagio (Fa menor) – Meditativo, lírico.

III. Allegretto alla barbaresca (La menor) – Color oriental, salvaje.

Este «concierto sin orquesta» explota al máximo las texturas pianísticas para simular tutti y diálogos.

🎼 Observaciones generales

Exploración de todos los colores del piano, desde los pasajes más rápidos hasta las texturas orquestales.

Alkan combina la forma, el contrapunto, el virtuosismo y la narración, al tiempo que supera los límites físicos del instrumento.

Comparables a Liszt, Beethoven y Bach en ambición y densidad.

Muy raramente interpretadas en su totalidad, pero estudiadas regularmente por los pianistas más importantes.

🎹 Algunos pianistas destacados asociados a estos estudios

Raymond Lewenthal

Marc-André Hamelin

Jack Gibbons

Laurent Martin

Ronald Smith

Características de la música

La colección Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, de Charles-Valentin Alkan es una obra cíclica excepcional, que combina una ambición musical, técnica e intelectual raramente alcanzada en la historia del piano. Más allá de su extremo virtuosismo, presenta una visión unificada que trasciende la simple sucesión de estudios para formar un conjunto coherente y poderosamente expresivo.

A continuación se presentan las principales características musicales de esta colección, abordando primero la colección en su conjunto, luego cada suite (I y II) y, por último, las composiciones internas, como la Sinfonía y el Concierto para piano solo.

🧩 1. Características generales de la colección Op. 39

🎼 a. Exploración de las doce tonalidades menores

Cada estudio se sitúa en una tonalidad menor diferente, siguiendo un ciclo cromático descendente (de do menor a la menor).

Esto recuerda a Bach (El clave bien temperado) o Chopin (Preludios), pero aplicado aquí a formas largas y a un estilo romántico exacerbado.

🧠 b. Ciclo temático y formal

Se trata menos de una recopilación que de un ciclo unificado, en el que las piezas dialogan mediante contrastes y una progresión dramática.

Cada estudio funciona como una obra independiente, pero las transiciones están cuidadosamente calculadas.

🔥 c. Virtuosismo trascendente

Alkan traspasa los límites del piano:

Pasajes rápidos e ininterrumpidos

Saltos gigantescos

Escritura en notas dobles, terceras, octavas, acordes masivos

Uso del piano como orquesta

Pero este virtuosismo nunca es gratuito: está al servicio de un contenido expresivo, dramático e intelectual.

🎭 d. Caracteres muy variados

Humor (Scherzo diabolico, Chemin de fer)

Tragedia (Prométhée, Symphonie)

Nostalgia y filosofía (Les quatre âges)

Épica (Concerto, Symphonie)

🎻 e. Orquestalización del piano

Alkan recrea las texturas orquestales con el piano solo:

Contrabajos y timbales en los bajos

Cuerdas divididas o vientos en los medios y agudos

Formas amplias y desarrollo contrapuntístico

🎴 2. Características de la Primera suite (Estudios 1 a 6)

Esta suite hace hincapié en la exploración técnica, al tiempo que conserva una gran expresividad. Puede considerarse como una galería de caracteres:

N.º Título Tonalidad Característica principal

1 Comme le vent (Como el viento) ut menor Virtuosismo rápido y fluido, estilo moto perpetuo
2 En rythme molossique (En ritmo moloso) do♯ menor Ostinato rítmico, pesado y grave
3 Scherzo diabolico (Scherzo diabólico) ré menor Ironía, risa burlona, tempo presto infernal
4 Las cuatro edades mi♭ menor Estructura programática en cuatro cuadros
5 Prometeo encadenado mi menor Tragedia, acordes pesados, cromatismo, figuración heroica
6 El tren fa menor Imitación mecánica del tren, estudio de repetición y resistencia

Esta suite podría considerarse un estudio de la forma breve, aunque algunas piezas son extensas y casi narrativas.

🎴 3. Características de la Segunda suite (Estudios 7 a 12)

La segunda suite adopta una dimensión monumental, agrupando dos ciclos internos: una sinfonía y un concierto para piano solo. Esto la convierte en una innovación sin precedentes en la música romántica para piano.

🏛️ a. Estudios 7 a 10 – «Sinfonía para piano solo»

Alkan indica explícitamente este subtítulo. Se trata de una transposición de las formas orquestales al lenguaje pianístico.

I. Allegro moderato (fa♯ menor): Impulso dramático, escritura densa, estructura sonata.

II. Marcha fúnebre (la menor): Trágica pero noble, marcha al estilo de Beethoven.

III. Minueto (sol♯ menor): Elegancia tensa, rica en modulaciones.

IV. Finale (si menor): Virtuosismo deslumbrante, tensión creciente.

💡 Esta sinfonía es una demostración de cómo Alkan concibe el piano como una orquesta en sí mismo.

🎹 b. Estudios 10 a 12 – «Concierto para piano solo»

Otra innovación importante: un concierto sin orquesta, pero concebido con todas las características de un concierto romántico.

I. Allegro assai (do menor): largo movimiento de exposición, denso desarrollo, tutti simulados.

II. Adagio (fa menor): lirismo introspectivo, voces interiores y expresividad íntima.

III. Allegretto alla barbaresca (la menor): colores orientales, salvajismo rítmico, intensidad rapsódica.

🎯 El piano se convierte aquí en su propia orquesta y en su propio solista al mismo tiempo.

🧠 4. Visión filosófica y artística

La Op. 39 no se limita a unos estudios: es un viaje a través del alma humana, los contrastes del destino, la soledad heroica, la modernidad.

Anticipa a Mahler en la amplitud formal, a Liszt en la trascendencia e incluso a Debussy en algunas audacias armónicas.

🎬 Conclusión

La Op. 39 de Charles-Valentin Alkan es una obra visionaria, una especie de cumbre romántica del piano, que une la técnica más exigente con una ambición artística desmesurada.

Encarna:

Una síntesis de las formas clásicas (sinfonía, concierto, suite).

Una exploración de los límites físicos del piano.

Una búsqueda expresiva, dramática, trágica y a menudo irónica.

Una modernidad sorprendente para su época.

Análisis, tutorial, interpretación y puntos importantes para la ejecución

A continuación se ofrece un análisis completo, un tutorial interpretativo y los puntos importantes para la interpretación pianística de la totalidad de los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, de Charles-Valentin Alkan. La obra se divide en dos grandes suites: la primera contiene piezas de carácter, la segunda contiene una Sinfonía y un Concierto para piano solo, formando un tríptico magistral. El conjunto requiere a la vez una técnica trascendental, una inteligencia estructural y una imaginación sonora extrema.

🎴 Primera suite – Estudios 1 a 6: Caracteres, contrastes, retratos

🎼 Estudio n.º 1 – Comme le vent (Do menor)

Análisis:

Un moto perpetuo en semicorcheas, que evoca el viento, el impulso de la naturaleza.

Forma A-B-A’, con contrastes armónicos y modulaciones intensas.

Interpretación y tutorial:

Sonido ligero, no percusivo, al estilo de Liszt: imagina una brisa.

Control de los dedos: igualdad, ligereza, relajación.

Trabajo con las manos separadas, lento al principio, con metrónomo.

Puntos técnicos:

Resistencia digital.

Detaché rápido.

Staccato aéreo de los dedos.

🥁 Estudio n.º 2 – En ritmo moloso (Do♯ menor)

Análisis:

Acentuación fuerte, ritmo triple (largo-largo-corto).

Un ostinato casi marcial, estructura repetitiva y opresiva.

Interpretación:

Insistencia rítmica, pero sin rigidez.

Buscar una vehemencia noble, casi beethoveniana.

A trabajar:

Resistencia en los acordes.

Juego regular en las articulaciones pesadas.

Contraste dinámico en una estructura uniforme.

🤡 Estudio n.º 3 – Scherzo diabolico (Re menor)

Análisis:

Scherzo en la tradición del «diablo risueño», cercano a Liszt o Berlioz.

Alternancia de figuras rápidas y sincopadas, armonía chirriante.

Interpretación:

Tempo rápido, pero siempre controlado.

Acentuar los contrastes dinámicos repentinos.

A tener en cuenta:

Claridad en los pasajes rápidos.

Precisión rítmica en los desplazamientos.

No precipitarse: tocar hacia adelante sin perder la línea.

👴 Estudio n.º 4 – Las cuatro edades (Mi♭ menor)

Análisis:

Pieza programática: infancia, juventud, madurez, vejez.

Casi una sonata en cuatro movimientos.

Interpretación:

Cada sección tiene su propio carácter: pensad en un papel teatral.

Variad la articulación, el toque y el pedal.

Puntos clave:

Transiciones entre las secciones.

Narración continua.

Coherencia expresiva.

🔥 Estudio n.º 5 – Prometeo encadenado (Mi menor)

Análisis:

Tragedia mitológica, cercana a Beethoven o Liszt.

Acordes masivos, línea melódica expresiva en el centro.

Interpretación:

Gran aliento heroico.

Toca las tensiones armónicas, no solo las notas.

Consejos:

Trabaja la armonía (¡las voces internas!).

Dosifica las octavas y los acordes (evita la dureza).

Utiliza el pedal como elemento dramático, no para difuminar.

🚂 Estudio n.º 6 – El tren (fa menor)

Análisis:

Una imitación espectacular de un tren: ostinato, repeticiones, aceleraciones.

Forma simple pero con un fuerte impacto rítmico.

Interpretación:

Tempo fluido, mecánico pero nunca rígido.

Tocar con la aceleración (como un tren que arranca).

Consejos técnicos:

Independencia de las manos (bajo ostinato).

Articulación clara.

Sincronización y resistencia.

🏛 Segunda suite – Estudios 7 a 12: Grandes formas orquestales

🎻 Estudios 7 a 10 – Sinfonía para piano solo

N.º 7 – Allegro Moderato (Fa♯ menor)
Estructura: forma sonata.

Temas muy contrastados.

Desarrollo orquestal.

Consejos:

Articular los temas como secciones orquestales.

Trabajar la polifonía de las voces secundarias.

N.º 8 – Marcha fúnebre (La menor)

Solemnidad, gravedad, contrapunto denso.

Similar a Chopin, pero más arquitectónica.

Interpretación:

No tocar lentamente, sino majestuosamente.

Voces graves profundas, toque pleno, pero nunca seco.

N.º 9 – Minueto (Sol♯ menor)

Elegante pero armónicamente retorcido.

Trío contrastado, ritmo sutil.

Trabajo:

Elegancia de los adornos.

Regularidad métrica.

Manejo flexible del rubato en un marco clásico.

N.º 10 – Finale (Si menor)

Virtuosismo deslumbrante, con una dinámica continua.

Tema cíclico en la coda.

Claves de interpretación:

Claridad en la densidad.

Matices bien planificados.

Trabajo lento + por segmentos.

🎹 Estudios 11 a 13 – Concierto para piano solo

N.º 11 – Allegro Assai (Do menor)

Amplio movimiento concertante (~30 min).

Alternancia de tutti y soli recreados por el piano solo.

Técnicamente:

Muy exigente: resistencia, legibilidad, estructura.

Prever las frases como diálogos entre la orquesta y el solista.

N.º 12 – Adagio (fa menor)

Lírico, íntimo, velado.

Armonía modulante y ambigua.

Interpretación:

Canto interior.

Voz media expresiva.

Pedal sutil, nunca pesado.

N.º 13 – Allegretto alla barbaresca (La menor)

Rapsódico, salvaje, colores exóticos.

Mezcla de estilos: orientalismo, danza, improvisación.

A trabajar:

Ritmo: métrica irregular, bárbara pero controlada.

Colores armónicos y acentos irregulares.

Uso expresivo de los silencios y las síncopas.

🎹 Consejos generales para tocar la Op. 39

✅ Técnica
Trabajar muy lentamente con metrónomo al principio.

Aislar las manos por separado.

Estudiar las voces internas y las texturas armónicas.

Controlar la resistencia (obra larga).

✅ Pedal
Utilizar con sutileza: evitar el exceso en los pasajes complejos.

Se recomienda el pedal parcial y el pedal armónico (para piano moderno).

✅ Interpretación
Narrativa constante: incluso los estudios más abstractos cuentan algo.

Pensar en capas sonoras como un director de orquesta.

Buscar caracterizar cada pieza: no tocarlas todas con el mismo estilo.

Historia

La historia de los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, de Charles-Valentin Alkan está profundamente ligada a la figura misteriosa, marginal, pero extraordinariamente innovadora del propio compositor. Publicados en 1857 en París, estos estudios constituyen una de las cimas de la música romántica para piano. Sin embargo, durante mucho tiempo permanecieron en la sombra, ignorados por el gran público, hasta que fueron redescubiertos en el siglo XX por pianistas aventureros como Raymond Lewenthal, Ronald Smith o Marc-André Hamelin.

Alkan, virtuoso pianista y excéntrico compositor, vivió en París en la misma época que Chopin y Liszt, de quienes era amigo íntimo. Pero, a diferencia de ellos, se retiró de la vida pública durante largos periodos. Durante esos años de silencio, se dedicó a una obra radicalmente ambiciosa: construir un ciclo de estudios que no solo abarcara las doce tonalidades menores, sino que también ampliara los límites del instrumento solista. La Opus 39 fue la respuesta a esta ambición.

No se trata de una simple recopilación de estudios, sino de un monumento pianístico, a la vez enciclopedia de los estilos románticos, laboratorio de formas y catedral sonora para piano solo. Alkan desarrolla en ella tres grandes ideas:

La miniatura expresiva (como en «Comme le vent», «Scherzo diabolico» o «Le chemin de fer»).

La gran forma orquestal (Sinfonía para piano, n.º 7 a 10),

La forma concertante solitaria (Concierto para piano solo, n.º 11 a 13).

Este proyecto de abarcar todos los tonos menores respondía a una idea de orden y perfección: una especie de cosmología musical que se haría eco del Clavier bien tempéré de Bach o de las grandes series de estudios de Chopin, pero con una tensión romántica dramática y una ambición formal aún más extrema.

La idea de componer una sinfonía y un concierto para piano solo, sin orquesta, es quizás el aspecto más revolucionario del ciclo. Alkan intenta aquí lo imposible: simular toda la orquestación con los diez dedos del pianista, inventando una escritura polifónica, masiva, pero siempre legible, siempre que se tenga la técnica para dominarla.

Pero, ¿por qué estas obras han permanecido ignoradas durante tanto tiempo? En primer lugar, su dificultad técnica es sobrehumana, incluso para los virtuosos. En segundo lugar, la propia personalidad de Alkan, solitaria y a veces misántropa, contribuyó a relegarlas a un segundo plano. Casi no tocaba en público. Publicaba poco. Su obra se consideraba extraña, demasiado compleja, demasiado adelantada a su tiempo.

Solo en la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de una generación de pianistas-conservadores, se empezó a redescubrir el ciclo Op. 39. Entonces se empezó a apreciar su originalidad, su audacia, su refinamiento. No se trataba simplemente de un ejercicio técnico. Era una declaración de amor absoluto al piano, un tratado de composición, una visión utópica de lo que podría ser un instrumento solo que contuviera todo un mundo.

Hoy en día, la Opus 39 está reconocida como una de las cumbres del repertorio romántico, al mismo nivel que los Estudios de Chopin, las Transcendental de Liszt o las últimas obras de Scriabin. Pero conserva un aura especial: la de un secreto revelado demasiado tarde, la de una obra maestra que el mundo aún no estaba preparado para escuchar. Y cuando un pianista se atreve con ella, no solo toca una pieza musical: entra en un profundo diálogo con un genio olvidado, que soñaba que el piano por sí solo pudiera hacer temblar a toda una orquesta, todo un drama, todo un mundo.

Impactos e influencias

Los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, de Charles-Valentin Alkan, tuvieron un impacto singular pero fundamental en la historia de la música para piano. Marginados durante mucho tiempo, hoy en día se reconocen como una obra visionaria, cuya influencia se ha dejado sentir de forma tardía e indirecta, pero con una fuerza que no deja de crecer.

💥 Un choque estético adelantado a su tiempo

Cuando la obra se publicó en 1857, el mundo musical no estaba preparado para acoger un ciclo tan denso y radical. En una época en la que el público aclamaba la elegancia lírica de Chopin y el brillo teatral de Liszt, Alkan proponía una música introspectiva, cerebral, pero también de una violencia sonora inédita. No imita a la orquesta: la absorbe en el teclado. Esto desconcierta. El impacto estético es demasiado adelantado. Por lo tanto, el impacto inmediato es casi nulo entre sus contemporáneos. Pero, como muchos genios marginales, el eco de su obra llegará mucho más tarde, como una onda expansiva retardada.

🎹 La elevación de la escritura pianística

Una de las aportaciones más importantes de Alkan con la Op. 39 es haber redefinido lo que un piano puede hacer por sí solo. Lleva el instrumento al límite de sus posibilidades físicas y expresivas:

Polifonía densa con varias voces independientes,

Juegos de imitación o superposición de registros orquestales,

Uso simultáneo de los agudos y graves extremos,

Fusión de la forma sinfónica o concertante con la escritura pianística.

Estas innovaciones influirán más tarde en el virtuosismo de Busoni, la polifonía dramática de Medtner, el piano-orquesta de Rachmaninov o la escritura cíclica y densa de Sorabji.

🎼 Una influencia subterránea, pero fecunda

En el siglo XX, cuando los pianistas redescubrieron a Alkan, lo consideraron de repente como un eslabón perdido entre Liszt, Brahms y los modernistas:

Ronald Smith, en sus escritos y grabaciones, describe a Alkan como un genio aislado, pero fundamental para comprender la evolución de la técnica pianística.

Ferruccio Busoni, que conocía las obras de Alkan, se inspiró en su idea del «piano-orquesta» en su Fantasia contrappuntistica y en sus propias transcripciones.

Kaikhosru Sorabji, en sus obras de monstruosa complejidad, veía a Alkan como un pionero de la forma pianística desmesurada.

🎧 Rehabilitación en el siglo XX: una nueva escuela de pianistas

Con la rehabilitación del repertorio romántico olvidado a partir de los años 60, los Estudios Op. 39 se convierten en un rito de iniciación para los grandes pianistas exploradores. La obra se convierte en un terreno de desafío, pero también de reflexión sobre las posibilidades del teclado. En ella se anticipa:

La sinfonía para piano de Scriabin (Sonata n.º 5),

La idea de un piano solista total, muy apreciada por Sorabji, Godowsky o Hamelin,

Una escritura arquitectónica, a veces casi matemática, que anuncia a Messiaen o Ligeti.

🎭 Impacto en la visión del piano como teatro interior

Por último, el impacto de Alkan no es solo técnico. Es filosófico y dramático. Sus obras, y en particular la Op. 39, confieren al piano una dimensión trágica y metafísica. El teclado se convierte en un espacio donde se enfrentan las pasiones humanas, los cataclismos, las ilusiones, la soledad, la fe, el delirio, todo ello sin palabras, sin orquesta, sin artificios.

📌 En resumen

La influencia de la Opus 39 es la de una levadura discreta pero decisiva. La obra no cambió la música de su época en ese momento, pero abrió caminos que otros siguieron, a menudo sin siquiera conocer a Alkan. Pertenece a esos monumentos musicales que esperan a que el tiempo los alcance. Hoy en día, inspira a pianistas, compositores y teóricos, ya que ofrece una visión absoluta, desmesurada y total del piano, un arte en el que el instrumento se convierte en orquestador, narrador y demiurgo.

¿Pieza o colección de éxito en su época?

No, los Doce estudios en todos los tonos menores, op. 39, de Charles-Valentin Alkan no fueron un éxito en su época, ni entre el público ni comercialmente. Su recepción fue prácticamente inexistente cuando se publicaron en 1857. He aquí el motivo:

🎭 1. Una obra demasiado compleja para el público de la época

En la época del romanticismo, el público, incluso el más culto, prefería obras más accesibles, más cantarinas y emotivas, como las de Chopin, Mendelssohn o Liszt. Sin embargo, la Op. 39 de Alkan es una obra de extremo intelectualismo y virtuosismo, cuya forma —sinfonía y concierto para piano solo— desconcertaba totalmente a los oyentes.

Incluso los pianistas de alto nivel se sentían intimidados. Estos estudios se encuentran entre los más difíciles del repertorio pianístico, no solo desde el punto de vista técnico, sino también estructural. Exigían una visión orquestal, resistencia física y una inteligencia arquitectónica que rara vez se reunían en un solo intérprete.

📉 2. Una difusión muy limitada

Alkan casi nunca interpretó sus propias obras en público. Se retiró en gran medida de la escena musical hacia 1853. A diferencia de Liszt o Chopin, que promocionaban activamente su música en conciertos, Alkan era solitario, discreto, incluso recluido. Como resultado, sin actuaciones públicas regulares, la Opus 39 permaneció invisible para el público.

En consecuencia, no hubo una gran demanda de la partitura, que no se vendió bien. Los editores imprimieron pocos ejemplares y varias obras de Alkan permanecieron agotadas o difíciles de encontrar hasta la segunda mitad del siglo XX.

📰 3. Pocas críticas, poco reconocimiento

La prensa musical parisina de la época, que a menudo alababa a Liszt o Chopin, ignoró en gran medida a Alkan. No era una figura mundana. Ya no participaba en los salones. Su aislamiento voluntario lo alejó de las redes de influencia. Aparte de algunas críticas elogiosas puntuales (a menudo de amigos como Liszt), la Op. 39 no dio que hablar.

📚 4. Un éxito… póstumo

No fue hasta los años 1960-1980 cuando se redescubrió a Alkan gracias a pianistas como:

Raymond Lewenthal

Ronald Smith

Marc-André Hamelin

Estos músicos comenzaron a interpretar, grabar y publicar la Op. 39, que se convirtió progresivamente en una obra cumbre del repertorio romántico olvidado. Hoy en día, aunque todavía es poco conocido por el gran público, el Opus 39 es considerado una obra de genio absoluto por músicos, analistas y pianistas de alto nivel.

✅ Conclusión

No, Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39 no tuvo éxito cuando se publicó. Era una obra demasiado difícil, demasiado vanguardista, demasiado aislada para encontrar su público en 1857. Pero hoy en día está rehabilitada como una de las cimas más audaces de la escritura para piano, una obra maestra largamente ignorada, redescubierta en una época capaz de apreciar toda su grandeza.

Episodios y anécdotas

He aquí algunos episodios y anécdotas fascinantes en torno a los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, de Charles-Valentin Alkan, que arrojan luz sobre el misterio de su creación, su recepción y su redescubrimiento mucho más tarde.

🎩 1. Un compositor a la sombra de la sinagoga

En la época de la publicación de la Op. 39 (1857), Alkan había desaparecido prácticamente de la vida musical pública. Aunque había sido uno de los pianistas más aclamados de su generación en la década de 1830, se había retirado voluntariamente de los escenarios. Según algunos testimonios, pasó este periodo estudiando el Talmud, y es probable que fuera brevemente organista suplente en la gran sinagoga de París.

Así pues, fue en esta soledad casi monástica donde nacieron estas obras monumentales, como si un monje del teclado hubiera compuesto en secreto una sinfonía interior para un mundo que aún no estaba preparado para escucharla.

🎼 2. Una sinfonía… sin orquesta, un concierto… sin orquesta

La Op. 39 contiene una Sinfonía para piano solo (n.º 4 a 7) y un Concierto para piano solo (n.º 8 a 10). Esto sorprendió (e incluso escandalizó) a los músicos de la época: ¿cómo imaginar un concierto sin orquesta?

Y, sin embargo, Alkan logró esta proeza. Mediante la ilusión sonora, hace creer que está presente toda una orquesta. En el manuscrito, a veces incluye indicaciones como «tutti» o «solo», como si realmente estuviera escribiendo para un piano acompañado… de sí mismo. Este gesto simboliza bien la intensidad de su aislamiento y su ambición artística solitaria.

🖋️ 3. El Concierto de lo imposible: ¿una anécdota de Liszt?

Según testimonios tardíos (en particular el de Hans von Bülow), Franz Liszt, a pesar de ser él mismo un virtuoso legendario, habría visto la partitura del Concierto para piano solo (n.º 8-10) y declarado que «es música que nunca podrá tocarse». No se sabe con certeza si la cita es auténtica, pero refleja bien la reputación de imposible de tocar que adquirieron estas páginas.

Hoy en día, pianistas como Marc-André Hamelin o Jack Gibbons demuestran lo contrario, pero el mito persiste.

📚 4. Un redescubrimiento gracias a unos apasionados excéntricos

Hasta la década de 1960, las partituras de la Op. 39 eran prácticamente imposibles de encontrar. Fue Raymond Lewenthal, un excéntrico pianista estadounidense apasionado por el repertorio olvidado, quien se lanzó a la búsqueda de manuscritos y ediciones originales por las bibliotecas de Europa para reconstruir la obra.

A su regreso, ofreció un recital de Alkan en Nueva York que fue un acontecimiento musical de gran importancia y que supuso el inicio del «renacimiento de Alkan». Hay que imaginar que, durante más de un siglo, estos estudios eran casi leyendas que se susurraban entre especialistas, hasta que unos pianistas temerarios les devolvieron la vida.

🧤 5. Un estudio apodado «La máquina de coser de Dios»

El Estudio n.º 8 (Concierto para piano solo, 1.º movimiento) es tan rápido, tan regular y tan mecánico en algunas secciones que un crítico lo apodó «La máquina de coser de Dios», con humor, pero también con admiración por la precisión y la fuerza bruta que exige.

Este apodo ilustra bien la mezcla de ironía y reverencia que suscita Alkan: es a la vez sobrehumano, mecánico, abstracto y, sin embargo, profundamente expresivo.

🧘‍♂️ 6. ¿Un mensaje filosófico en el ciclo?

Algunos músicos, como Ronald Smith, ven en la arquitectura global de la Op. 39 una especie de drama interior, casi una confesión metafísica:

El ciclo comienza con visiones sombrías (Comme le vent, En rythme molossique),

va ganando intensidad hasta alcanzar una sinfonía grandiosa,

y culmina con un concierto titánico,

para terminar en silencio y soledad con el Estudio n.º 12: El festín de Esopo, una serie de variaciones grotescas, animalescas y a veces chirriantes, como una fiesta del fin del mundo.

Esta narración sugiere una visión cíclica de la condición humana, y algunos ven en ella una alegoría mística, incluso espiritual.

🎬 Conclusión

Los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39, no son solo piezas difíciles. Están rodeadas de misteriosas anécdotas, leyendas pianísticas y silenciosos dramas artísticos. Encarnan la figura del genio incomprendido, del creador solitario adelantado a su tiempo, y siguen alimentando hoy en día la fascinación, la admiración y el desafío de todos aquellos que se acercan a ellas.

Composiciones similares

A continuación se presentan varias composiciones o ciclos similares a los Doce estudios en todos los tonos menores, Op. 39 de Charles-Valentin Alkan, debido a su ambición pianística, su forma cíclica, su exploración de las tonalidades o su carácter sinfónico y experimental:

Franz Liszt – Estudios de ejecución trascendental, S.139
Un ciclo de doce estudios de una dificultad formidable, con ambiciones poéticas y sinfónicas, que representan la elevación del estudio a una forma de arte autónoma.

Frédéric Chopin – Estudios, Op. 10 y Op. 25
Aunque más concisos, estos estudios combinan exigencia técnica y profundidad musical. Chopin establece aquí un modelo de estudio artístico que influirá en Alkan.

Leopold Godowsky – Estudios sobre los estudios de Chopin
Una vertiginosa reinvención de los estudios de Chopin, a menudo en versiones para mano izquierda sola o en complejas polifonías. Esta recopilación rivaliza con Alkan en términos de dificultad e inventiva.

Kaikhosru Sorabji – Estudios trascendentales
Siguiendo la estela de Alkan y Busoni, Sorabji propone un mundo pianístico exuberante, a veces excesivo, con un lenguaje muy personal.

Claude Debussy – Doce estudios, CD 143
Una serie de estudios tardíos y modernos que exploran todos los aspectos técnicos del piano de forma analítica y a menudo experimental, sin perder nunca la musicalidad.

Leopold Godowsky – Passacaglia (44 variaciones, cadencia y fuga)
Obra monumental, intelectual y virtuosa que, al igual que algunos estudios de Alkan, utiliza una forma antigua (la passacaglia) en un marco altamente romántico.

Sergei Rachmaninoff – Estudios-Cuadros, Op. 33 y Op. 39
Estas obras combinan poesía, drama y virtuosismo, con una riqueza orquestal en la escritura pianística que recuerda a la de Alkan.

Ferruccio Busoni – Fantasia contrappuntistica
Aunque no se trata de un ciclo de estudios, esta obra monumental, densa, polifónica y arquitectónica puede evocar por su alcance el ciclo de Alkan.

Julius Reubke – Sonata sobre el Salmo 94
Aunque no se trata de un estudio, esta sonata única, de una potencia lisztiana y un aliento casi sinfónico, evoca la densidad y el drama de Alkan.

Dmitri Shostakóvich – 24 Preludios y Fugas, Op. 87
Inspirado en El clave bien temperado de Bach, este ciclo abarca todas las tonalidades (mayores y menores), con una gran exigencia contrapuntística y expresiva.

Estas obras, cada una a su manera, forman parte de una tradición pianística total, en la que el teclado se convierte en una orquesta, un escenario dramático, un laboratorio técnico y un espejo del alma. Alkan ocupa un lugar aparte, singular, pero dialoga con todos estos grandes nombres del teclado.

(Este artículo ha sido generado por ChatGPT. Es sólo un documento de referencia para descubrir música que aún no conoce.)

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