Panorama general
El compositor: Louis Streabbog (Jean Louis Gobbaerts)
Identidad: Louis Streabbog es el seudónimo más célebre de Jean Louis Gobbaerts (1835–1886), un pianista, profesor de piano y compositor belga. “Streabbog” es simplemente “Gobbaerts” escrito al revés, una práctica original para un nombre artístico. También publicó bajo los nombres de Ludovic y Levi.
Producción: Gobbaerts fue un compositor prolífico, con más de 1200 composiciones para piano en su haber. Muchas de sus obras estaban destinadas a la enseñanza del piano, y sus métodos y estudios siguen siendo populares hoy en día.
Estilo: Se le asocia con la era romántica y se distingue por su habilidad para simplificar conceptos musicales, haciendo la música accesible a jóvenes estudiantes y pianistas principiantes.
La pieza: “La Violette, Op. 99–1”
Género y carácter: “La Violette” es un vals fácil para piano. Como su título indica, evoca la delicadeza y la gracia de una flor de violeta, con una melodía encantadora y poética. Es una pieza elegante y a menudo descrita como “adorable”.
Colección: Forma parte de su colección “Douze morceaux très faciles, Op. 99” (Doce piezas muy fáciles, Op. 99), lo que subraya su propósito pedagógico.
Características musicales:
- Simplicidad: La estructura es simple, a menudo en forma ABA (ternaria), y las armonías son tonales y accesibles.
- Melodía: La pieza se caracteriza por melodías pegadizas y acompañamientos que con frecuencia son arpegiados o basados en acordes.
- Contraste: A menudo hay una alternancia entre pasajes suaves y ligados (legato) y pasajes más alegres y saltarines (staccato), lo que permite a los estudiantes trabajar la musicalidad y la expresión.
- Pedagogía: Es una pieza muy apreciada para recitales infantiles y para el aprendizaje de las bases del vals y las diferentes articulaciones en el piano. Se considera una excelente opción para estudiantes que buscan mejorar su musicalidad.
En resumen, “La Violette, Op. 99–1” de Louis Streabbog es un vals fácil y melodioso, diseñado para pianistas principiantes. Combina una simplicidad técnica con un encanto innegable, lo que la convierte en una pieza clásica y atemporal en el repertorio pedagógico del piano.
Características de la música
“La Violette, Op. 99–1” de Louis Streabbog, al ser una pieza didáctica y encantadora, posee características musicales claras que la hacen accesible y agradable de tocar y escuchar. Aquí están las principales:
Forma y estructura:
- Forma ternaria simple (ABA): Es una forma muy común y fácilmente reconocible. La pieza comienza con un tema principal (A), introduce una sección contrastante en el medio (B), y luego regresa al tema inicial (A) para concluir. Esta estructura clara es ideal para jóvenes estudiantes.
- Fraseología clara: Las frases musicales suelen ser de cuatro u ocho compases, lo que las hace fáciles de memorizar y comprender.
Melodía:
- Cantabile y lírica: La melodía principal es suave, fluida y cantarina (cantabile). Está diseñada para ser expresiva, evocando la delicadeza y la gracia de la flor de violeta.
- Memorable: Los temas son pegadizos y fáciles de recordar, lo que contribuye a la popularidad de la pieza.
- Frecuentemente por grados conjuntos: La melodía a menudo progresa por grados conjuntos (movimiento paso a paso), lo que la hace fácil de tocar para manos pequeñas.
Armonía:
- Tonalidad simple y funcional: La pieza está escrita en una tonalidad mayor (a menudo Do mayor o Sol mayor), utilizando principalmente acordes de tónica (I), dominante (V) y subdominante (IV). Estas armonías son muy fundamentales y predecibles.
- Ausencia de disonancias complejas: Las armonías son consonantes y evitan las disonancias complejas o las modulaciones lejanas, lo que mantiene la claridad y simplicidad de la obra.
- Acompañamiento fácil: La mano izquierda generalmente toca un acompañamiento simple, a menudo en forma de vals (bajo en el primer tiempo, luego acordes en el segundo y tercer tiempo) o arpegios/acordes rotos fáciles.
Ritmo y métrica:
- Vals (3/4): Al ser un vals, la pieza está en compás de 3/4. Esto le confiere un carácter bailable, ligero y a menudo grácil.
- Tempo moderado: El tempo es generalmente moderado, permitiendo a los estudiantes tocar con precisión y musicalidad sin ser apresurados.
- Pulso claro: El pulso es regular y bien definido, esencial para el carácter de vals y para el desarrollo del sentido del ritmo en el estudiante.
Articulaciones y matices:
- Contraste de articulaciones: Streabbog a menudo utiliza contrastes entre el legato (notas ligadas, fluidas) y el staccato (notas destacadas, cortas y picadas). Esto permite a los estudiantes trabajar la precisión de la articulación y añadir variedad a la interpretación.
- Matices variados pero no extremos: Aunque es simple, la partitura incluye indicaciones de matices (piano, forte, crescendo, diminuendo) para fomentar la expresión musical. Sin embargo, estos matices se mantienen dentro de un rango moderado, evitando los extremos.
Pedagogía:
- Desarrollo técnico: La pieza ayuda a desarrollar habilidades básicas como el legatissimo, el staccato, la regularidad del ritmo, el fraseo y el equilibrio sonoro entre las manos.
- Musicalidad: A pesar de su simplicidad técnica, “La Violette” ofrece oportunidades para explorar la musicalidad, la expresión y el “canto” en el piano.
- Atractivo para jóvenes: El carácter encantador y la melodía pegadiza la hacen muy atractiva para los jóvenes pianistas.
En resumen, las características musicales de “La Violette” de Streabbog se basan en una simplicidad estructural, melódica y armónica, combinada con elementos rítmicos y expresivos típicos del vals romántico. Su claridad y encanto la convierten en una pieza emblemática para la enseñanza del piano a principiantes.
Análisis, tutorial, interpretación y puntos importantes para tocar
“La Violette, Op. 99–1” de Louis Streabbog es una pieza esencial en el repertorio pedagógico del piano. Aquí se presenta un análisis profundo, un tutorial para aprenderla, consejos de interpretación y los puntos clave para tocarla.
Análisis de “La Violette, Op. 99–1”
- Contexto y estilo:
- Compositor: Louis Streabbog (seudónimo de Jean Louis Gobbaerts, 1835–1886), compositor belga prolífico, especialmente conocido por sus piezas pedagógicas.
- Género: Vals (compás de 3/4).
- Carácter: Grácil, melódico, ligero, a menudo asociado con la inocencia o la delicadeza de una flor.
- Nivel: Principiante a elemental (generalmente después de unos meses a un año de piano).
- Forma y estructura:
La pieza sigue una forma ternaria simple (ABA), muy común y fácil de comprender para los estudiantes.- Sección A (comp. 1–16): Tema principal.
- Frase 1 (comp. 1–8): Presentación de la melodía principal, a menudo legato, con un acompañamiento de vals clásico en la mano izquierda (bajo en el primer tiempo, acordes en el segundo y tercer tiempo). La melodía es suave y cantarina.
- Frase 2 (comp. 9–16): Repetición o desarrollo ligeramente variado de la primera frase, a menudo con un matiz forte o mezzo forte para crear un ligero contraste.
- Sección B (comp. 17–32): Tema contrastante (a menudo llamado el “Trío” en los valses).
- Esta sección ofrece un cambio de carácter, a veces con más staccato o una textura diferente. La melodía puede ser más saltarina o rítmica.
- Aunque contrastante, permanece en una tonalidad cercana (a menudo la dominante o la subdominante relativa).
- Sección A’ (comp. 33–48 o más): Repetición del tema principal.
- La primera sección (A) se vuelve a tocar, a menudo con un Da Capo al Fine o una indicación de repetición explícita, a veces con una pequeña coda.
- Sección A (comp. 1–16): Tema principal.
- Elementos musicales clave:
- Melodía: Simples, líricas, a menudo diatónicas (movimiento paso a paso o pequeños saltos). Están diseñadas para ser cantantes y memorables.
- Armonía: Funcional y basada en los acordes principales (tónica, dominante, subdominante). Sin modulaciones complejas.
- Ritmo: El pulso de tres tiempos es omnipresente, con un acento natural en el primer tiempo de cada compás.
- Tempo: Generalmente indicado como Moderato o Allegretto, lo que permite una ejecución pausada y precisa.
Tutorial para aprender “La Violette” en el piano
- Lectura de la partitura:
- Claves: Asegúrate de entender bien la clave de Sol (mano derecha) y la clave de Fa (mano izquierda).
- Armadura de compás: 3/4 significa tres tiempos por compás, la negra vale un tiempo.
- Armadura de clave: Identifica la tonalidad (ej: Do mayor, Sol mayor).
- Digitación: Utiliza las digitaciones sugeridas en la partitura, son cruciales para la eficacia y la fluidez. Si no se dan, busca digitaciones lógicas que mantengan la mano estable.
- Aprendizaje mano por mano:
- Mano derecha (melodía):
- Toca lentamente cada frase, concentrándote en la precisión de las notas y el respeto de los valores rítmicos.
- Canta la melodía al mismo tiempo que la tocas. Esto ayuda a interiorizar la melodía y a desarrollar el fraseo.
- Trabaja las ligaduras (legato) y los desprendimientos (staccato) desde el principio.
- Mano izquierda (acompañamiento):
- La mano izquierda toca un acompañamiento de vals típico: el bajo en el primer tiempo (a menudo una sola nota) y los acordes en el segundo y tercer tiempo (a menudo dos o tres notas).
- Asegúrate de que el primer tiempo esté un poco más acentuado para dar el carácter de vals.
- Los acordes deben tocarse suavemente y de forma ligada (incluso si las notas se repiten) para crear un soporte armónico sin enmascarar la melodía.
- Mano derecha (melodía):
- Coordinación de las manos:
- Sección por sección: Comienza coordinando uno o dos compases a la vez.
- Lentamente, luego acelera: Toca muy lentamente al principio, concentrándote en la sincronización perfecta de las manos. Aumenta progresivamente el tempo una vez que te sientas cómodo.
- Usa un metrónomo: Indispensable para la regularidad del ritmo y el establecimiento de un tempo estable.
- Trabajo de las secciones:
- Sección A: Concéntrate en el legato de la melodía de la mano derecha y la suavidad del acompañamiento de vals de la mano izquierda.
- Sección B: Observa el contraste. Si es más staccato, asegúrate de desprender bien las notas. Si la textura cambia, adapta tu toque.
- Repetición A’: Asegura una transición fluida y retoma el carácter inicial.
Interpretación y puntos importantes para tocar
- El carácter del vals:
- El “Uno-dos-tres”: Siente el pulso de 3/4. El primer tiempo es el tiempo fuerte, seguido de dos tiempos más ligeros. Esto le da el balanceo característico del vals.
- Ligereza: Aunque algunas secciones sean forte, la pieza siempre debe conservar cierta ligereza y gracia.
- El sonido y el toque:
- Mano derecha (melodía): ¡La melodía debe cantar! Esto significa un toque más profundo y sostenido (legato) para las notas de la melodía, mientras que el acompañamiento de la mano izquierda permanece más discreto.
- Mano izquierda (acompañamiento): La mano izquierda debe ser flexible. El primer tiempo (bajo) puede ser ligeramente más marcado, pero los acordes siguientes deben tocarse con ligereza para no sobrecargar el ritmo del vals.
- Equilibrio sonoro: La melodía siempre debe ser audible y dominar el acompañamiento. Escucha atentamente y ajusta la presión de tus dedos.
- Articulación y matices:
- Legato vs. Staccato: Respeta escrupulosamente las indicaciones de legato (ligaduras) y staccato (puntos). Estas articulaciones son cruciales para el carácter de cada frase.
- Fraseo: Piensa en las frases musicales como respiraciones. Cada frase tiene un principio, un punto culminante y un final. A menudo, la melodía “respira” cada 2 o 4 compases.
- Matices: Aplica los piano, forte, crescendo y diminuendo. Incluso para una pieza simple, esto añade mucho a la expresividad. No te quedes en un solo nivel de volumen.
- Fluidez y continuidad:
- Sin pausas inútiles: Una vez establecido el tempo, intenta mantenerlo constante. Evita ralentizaciones o aceleraciones bruscas, a menos que la partitura lo indique.
- Transiciones suaves: Asegúrate de que las transiciones entre las secciones (A a B, B a A’) sean fluidas y naturales.
- Expresividad e interpretación personal:
- Emociones: Aunque simple, “La Violette” puede tocarse con dulzura, nostalgia o incluso un toque de alegría ligera. Imagina una delicada violeta y traduce eso en tu forma de tocar.
- Escucha grabaciones: Escuchar diferentes interpretaciones puede darte ideas, pero no olvides desarrollar tu propia visión de la pieza.
- ¡Disfruta! Especialmente para las piezas pedagógicas, el placer de tocar es primordial. Deja que el amor por la música se transparente.
Dominando estos aspectos, no solo tocarás “La Violette” con precisión, sino que también desarrollarás habilidades fundamentales que te servirán para todas tus futuras piezas de piano.
Historia
Imagina a un compositor belga del siglo XIX, Jean Louis Gobbaerts, un hombre apasionado por la música y la enseñanza. Tenía un pequeño secreto, o más bien un seudónimo travieso que usaba para gran parte de sus obras: “Streabbog”, simplemente su propio nombre escrito al revés. Bajo este seudónimo, creó un mundo de melodías accesibles, diseñadas para guiar a las jóvenes manos y a las mentes curiosas a través de las primeras etapas del piano.
Entre los cientos de piezas que escribió, una de ellas floreció con una simplicidad y una gracia particulares: “La Violette”, que forma parte de su Opus 99, una colección de doce piezas muy fáciles. La historia de “La Violette” no es la de una gran saga heroica o una revolución musical. Es la historia de una pequeña flor, humilde y delicada, transformada en una melodía suave y pegadiza.
Streabbog, como pedagogo astuto, sabía que para inspirar a los estudiantes, había que darles piezas que no solo fueran educativas, sino también encantadoras. “La Violette” nació de este deseo. Bebió de la elegancia atemporal del vals, esa danza grácil que barría los salones de Europa, y la simplificó, la depuró hasta su esencia más pura. Creó una melodía tan ligera y cantarina que casi se podía imaginar el dulce perfume de una violeta recién cortada.
Esta pieza no estaba destinada a los virtuosos de las grandes salas de conciertos. Era para la joven que aprendía sus primeras notas en un piano familiar, para el niño que soñaba con tocar una melodía completa sin tropiezos. Streabbog tejió líneas melódicas tan intuitivas y acompañamientos tan suaves que permitían a los estudiantes concentrarse en la expresión, en el legato de la melodía, en la ligera acentuación del primer tiempo del vals, sin sentirse abrumados por desafíos técnicos insuperables.
A lo largo de las décadas, “La Violette” ha trascendido generaciones, encontrándose en innumerables colecciones de piano para principiantes. Se convirtió en ese primer vals que muchos aprendieron, un hito musical que abrió la puerta a piezas más complejas. Su popularidad nunca decayó, no por su complejidad, sino por su capacidad para despertar la musicalidad, para enseñar el equilibrio entre la melodía y el acompañamiento, y sobre todo, para dar placer a quienes la tocaban.
Así, la historia de “La Violette” es la de una pequeña pieza que, por su simplicidad y belleza, dejó una huella duradera. Testimonia la visión de un compositor que, bajo un seudónimo invertido, supo crear una melodía universalmente amada, una melodía que sigue encantando e iniciando a los pianistas de todo el mundo en las alegrías de la música.
Episodios y anécdotas
La historia de “La Violette” de Louis Streabbog está más tejida con impresiones y el impacto que ha tenido, que con grandes eventos dramáticos o jugosas anécdotas públicas sobre su creación. Sin embargo, se pueden rastrear algunos “episodios” e imaginar las escenas que hicieron de esta pieza un clásico:
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El surgimiento del “profesor discreto”:
Louis Streabbog, cuyo verdadero nombre era Jean Louis Gobbaerts, no era un compositor de conciertos que buscara la gloria en los grandes escenarios. Era un pedagogo ante todo, un profesor de piano dedicado en Bruselas. La principal anécdota en torno al propio Streabbog es su seudónimo: Gobbaerts escrito al revés. Esto dice mucho sobre su enfoque. No estaba allí para destacar, sino para hacer la música accesible. “La Violette” nació de esta filosofía: una pieza concebida no para impresionar a los críticos, sino para iluminar los ojos de un estudiante. -
El momento de la creación:
Por supuesto, no hay un relato preciso sobre el día en que Streabbog compuso “La Violette”. Podemos imaginar que fue escrita entre los cientos de otras piezas que produjo, quizás durante una tarde soleada en su estudio, pensando en los desafíos y las alegrías de sus alumnos. Buscaba una melodía simple, pegadiza, que pudiera tocarse sin demasiada dificultad, al mismo tiempo que ofreciera una base sólida para el aprendizaje del ritmo (el vals) y la musicalidad (legato, staccato). “La Violette” apareció como una obviedad, una pequeña melodía fresca y pura, al igual que la flor de la que lleva el nombre. -
La prueba en clase:
Una de las “anécdotas” más probables, aunque no documentadas, es la forma en que se probaban estas piezas. Streabbog las escribía y luego las ponía en manos de sus alumnos. Observaba sus dificultades, sus éxitos y ajustaba las digitaciones, los matices y, a veces, incluso la melodía para asegurarse de que fueran perfectamente adecuadas para el aprendizaje. Podemos imaginar a un joven estudiante, con el ceño fruncido al principio, y luego su rostro iluminarse cuando finalmente lograba tocar “La Violette” con fluidez, sintiendo el vals cobrar vida bajo sus dedos. Fue en esos pequeños momentos de éxito donde la pieza encontró su verdadera validación. -
Las compilaciones y la posteridad:
“La Violette” no se lanzó con bombo y platillo. Se publicó en un volumen, el Opus 99, y se difundió de boca en boca y de profesor a alumno. Su éxito no fue instantáneo y espectacular, sino lento y constante. Generaciones de profesores de piano descubrieron su valor pedagógico, y editores de todo el mundo la incluyeron en sus antologías para principiantes. -
La anécdota de la audición:
Décadas más tarde, podemos imaginar innumerables pequeñas escenas de audiciones de estudiantes donde “La Violette” fue una de las primeras piezas presentadas. Quizás la joven Clara, un poco nerviosa, tropezando con una nota, luego recuperándose y terminando su vals con una sonrisa tímida. O el pequeño Theo, con los pies colgando del taburete, tocando con intensa concentración, orgulloso de mostrar su dominio de esta encantadora melodía. Estos momentos, repetidos millones de veces a lo largo del tiempo, son las verdaderas “anécdotas” de “La Violette”.
En resumen, la historia de “La Violette” es la de una pequeña melodía nacida de la pedagogía y la dedicación, que tranquilamente conquistó el corazón de millones de estudiantes. No necesita leyendas extravagantes; su belleza reside en su simplicidad y su papel esencial en la iniciación musical.
Estilo(s), movimiento(s) y período de composición
Adentrándonos en el estilo de “La Violette” de Louis Streabbog, descubrimos una pieza que, en muchos aspectos, es un fiel reflejo de su época, al mismo tiempo que cumple un propósito muy específico.
Cuando “La Violette” fue compuesta, a mediados del siglo XIX (Streabbog vivió de 1835 a 1886), la música estaba resueltamente arraigada en el período romántico. Por lo tanto, no era una música “nueva” en el sentido de una ruptura vanguardista, sino más bien una expresión de la estética dominante de la época. El Romanticismo en la música se caracterizaba por un énfasis en la emoción, la expresión individual, las melodías cantables y, a menudo, cierta libertad formal. Sin embargo, Streabbog, como pedagogo, se basó en estos elementos para simplificarlos, haciéndolos digeribles para el aprendizaje.
El estilo de “La Violette” es fundamentalmente tradicional en su estructura y lenguaje armónico. No busca en absoluto la innovación. Por el contrario, utiliza formas establecidas (el vals, la forma ternaria ABA) y progresiones armónicas clásicas que son la base de la música tonal. No hay disonancias audaces, modulaciones inesperadas o ritmos complejos que pudieran desconcertar a un joven estudiante. Es un ejemplo puro y accesible de la tradición romántica popular.
En cuanto a la textura, la música es mayoritariamente homofónica. Esto significa que hay una melodía clara y predominante (tocada por la mano derecha) que está sostenida por un acompañamiento armónico (tocado por la mano izquierda). La mano izquierda no tiene una línea melódica independiente significativa, sino que proporciona los acordes que dan el marco armónico y rítmico a la melodía principal. No es polifonía, donde varias voces independientes e iguales se entrelazarían como en una fuga de Bach. La claridad de la melodía es esencial para el aprendizaje y el encanto de la pieza.
Así, se puede afirmar que “La Violette” es una pieza claramente romántica en su espíritu, sus melodías líricas y su expresividad. Encarna la simplicidad encantadora de la música de salón y las piezas pedagógicas de la era romántica. No es una pieza del estilo clásico que privilegiaba el equilibrio formal y la claridad estructural con un mayor énfasis en la arquitectura musical que en la emoción pura, aunque retoma su claridad tonal. La búsqueda de la emoción y el “canto” incluso en la simplicidad la sitúa firmemente en el Romanticismo.
En resumen, “La Violette” es una pieza romántica, tradicional, homofónica que, lejos de ser innovadora, sobresale en la simplificación y encarnación de los encantos más accesibles de su época para el placer y la educación de los pianistas principiantes.
Composiciones similares
“La Violette” de Louis Streabbog es un excelente ejemplo de pieza pedagógica romántica para piano, centrada en la melodía y la simplicidad rítmica (como un vals fácil). Si te gusta este estilo y buscas composiciones similares, aquí tienes algunos nombres de compositores y títulos de colecciones o piezas que comparten características similares:
Compositores con un espíritu pedagógico similar:
- Carl Czerny (1791–1857): Alumno de Beethoven y un profesor muy prolífico. Sus estudios son innumerables, pero también escribió piezas más melódicas y accesibles.
- “100 Progressive Exercises, Op. 139” (muchos de estos ejercicios son pequeñas piezas completas y musicales).
- “Practical Method for Beginners, Op. 599” (contiene pequeñas piezas y estudios para desarrollar la técnica).
- Stephen Heller (1813–1888): Sus estudios son muy musicales y encantadores, a menudo utilizados para desarrollar el legato y la musicalidad.
- “25 Études mélodiques, Op. 45”
- “30 Études progressives, Op. 46”
- Cornelius Gurlitt (1820–1901): Otro compositor alemán cuyas piezas son muy apreciadas para la enseñanza.
- “Albumblätter für die Jugend (Hojas de álbum para la juventud), Op. 101” (contiene numerosas piezas de carácter pequeñas).
- “Kleine Blumen (Pequeñas flores), Op. 106”
- Theodor Kirchner (1823–1903): A menudo comparado con Gurlitt, sus piezas también son melódicas y bien escritas para principiantes.
- “Albumblätter, Op. 7”
Colecciones y piezas específicas que recuerdan a “La Violette”:
- Robert Schumann (1810–1856): Aunque algunas de sus obras son más complejas, su “Album für die Jugend (Álbum para la juventud), Op. 68” es una colección imprescindible. Contiene piezas de carácter variadas, algunas muy simples y melódicas, como “Melodía” o “Soldatenmarsch” (Marcha de los soldados). “La Violette” podría integrarse armoniosamente en este volumen.
- Piotr Ilich Chaikovski (1840–1893): Su “Álbum para niños, Op. 39” contiene piezas muy encantadoras y variadas, desde valses simples hasta piezas descriptivas. Piezas como “Vals” o “Canción rusa” tienen una melodía clara y una estructura accesible.
- Felix Mendelssohn (1809–1847): Sus “Lieder ohne Worte (Canciones sin palabras)” son piezas más avanzadas, pero muchas de ellas tienen una calidad melódica y lírica similar al espíritu de “La Violette”, solo que con un nivel de dificultad superior. Piezas como “Consolación” (Op. 30 No. 3) pueden tener una melodía muy cantarina.
- Johann Wilhelm Hässler (1747–1822): Aunque un poco más antiguo (periodo clásico/principios del romántico), sus “Études en vingt-quatre valses, Op. 49” contienen numerosos pequeños valses que comparten la simplicidad y la gracia rítmica de “La Violette”.
- Johannes Brahms (1833–1897): Sus “16 Valses, Op. 39” (especialmente las versiones simplificadas o arregladas para principiantes) ofrecen melodías románticas y ritmos de vals que son muy agradables de tocar.
Estos compositores y colecciones representan bien el género de las “piezas de carácter” y las obras pedagógicas de la época romántica, diseñadas para ser melódicas, expresivas y accesibles para los jóvenes pianistas.
(Este artículo ha sido generado por Gemini. Es sólo un documento de referencia para descubrir música que aún no conoce.)
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